El calor ya nos tenía casi fundidos al cemento de la ciudad, entonces, en un minuto de iluminación grupal nos propusimos visitar a nuestros serranos colegas de Quito: a la Nata, el Feli y la Vero. Por eso el viernes 12 de octubre llegamos una tibia y cristalina mañana a ese nigromante patrimonio de la humanidad. Al fin un poco de frío, cultura y amigos a quienes no teníamos que traducirles nuestros chistes, ni hablar en sinónimos.
De museos, caminatas, equilibrio de huevos, copas, bailantas y conversas nos fuimos con nuestr@s querid@s panas quiteñ@s. Nos acogieron con toda la delicadeza y el afecto posible, lo que nos hizo sentir muy a gusto esos 3 días que estuvimos pegándoles en la pera en su “aniñado” departamento.
De museos, caminatas, equilibrio de huevos, copas, bailantas y conversas nos fuimos con nuestr@s querid@s panas quiteñ@s. Nos acogieron con toda la delicadeza y el afecto posible, lo que nos hizo sentir muy a gusto esos 3 días que estuvimos pegándoles en la pera en su “aniñado” departamento.
Serranos en perreo intenso
Llegó el día en que nuestr@s compañer@s norr@s conocieran lo que es ser “Guayaquileñ@ madera de guerrer@”, tuvieron que cambiar sus abrigos por “camisetas”, sus bototos por chalitas por que en el gran Guayas no se necesita abrigo… calor es lo que nos sobra. Conocieron y cruzaron la famosa “Perimortal” y nuestra casa en “La Puntilla” de Nazareth. Compartimos el concierto de Soda Stereo y el Cumpleaños de Anna la catalana, con Barricaña y parrilla dominguera incluida… Un 7 para éste fin de semana, que en Ecuador sería un 20.
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